El Barcelona remonta y gana 83 a 77 de juventud:

Aunque Saras Jasikevicius se desgañitaba en la banda al son de sus exagerados aspavientos, se secaba la cara con una toalla al más puro estilo Nadal y tenía la camiseta empapada de sudor, pronto se vio que su Barcelona no iba a conceder tanto como en el segundo duelo, Eso explicó Brandon Davies, que en la primera posesión hizo canasta para olvidar su cerocerismo en el partido anterior; lo remarcó Laprovittola con su muñeca de oro; y lo corroboró la defensa azulgrana, que negó las primeras intentonas de Ribas, Willis y Feliz, suficiente para escaparse por 2-9 y necesario para mantener las distancias durante todo el primer cuarto (14-23), sostenidos con los rebotes de Mirotic y un baloncesto al galope, robo y transiciones escopetadas.

Baskonia, 77 – Real Madrid, 85
Subido a una escalera, un operario del Buesa le pasa la bayeta con cristasol al tablero de metacrilato; lo deja como los chorros del oro, que cualquiera sabe de dónde sale la expresión, aunque lo mismo da, porque es verdad que parece la pared invisible de cristal en la que se apoya un mimo, que está pero no está. Entonces aparece el Madrid en la cancha para calentar, 12 hombres sin piedad, y es recibido con silbidos, ¿Será por la posibilidad de que el trabajo del operario se desluzca a base de pelotazos o las huellas de esas inabarcables manazas de baloncestista?

Baskonia: Baldwin (26), Fontecchio (16), Giedraitis (), Peters (9), Enoch (2) –equipo inicial–, Marinkovic (0), Costello (5), Granger (10), Wetzell (1).

Real Madrid: Hanga (18), Causeur (14), Deck (17), Yabusele (2), Tavares (23) –equipo inicial–, Rudy (3), Núñez (0), Randolph (0), Poirier (8), Taylor (0).

Por Berutti

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