Alemania, campeona del mundo. Cuatro palabras que no suenan raro. El Mundial de fútbol lo ha ganado en cuatro ocasiones. Pero este domingo ganó el de baloncesto y eso sí que es extraordinario. Era la primera vez que lo hacía. Un éxito inesperado cuyas raíces conoce bien Himar Ojeda, director deportivo del Alba Berlín. Lleva en el cargo desde 2016 y acaba de renovar hasta 2028. En estos siete años ha tenido tiempo de empaparse de la filosofía y de la manera en que se trabaja en el baloncesto germano, donde España ha tenido su parte de influencia.

Ojeda considera que «no se esperaban este éxito». El año pasado, con el tercer puesto en el Eurobasket tras perder ante España en semifinales, la selección alemana había construido unas sólidas bases, pero «no esperaban ganar. Sí hacerlo bien. Probablemente ganar una medalla». Porque, además, «lo de ser campeones del mundo, si lo analizas bien, es muy difícil. Sobre todo, para quienes nunca lo han sido. Nosotros en España lo asumimos como que se puede hacer y luego ya desarrollas una mentalidad ganadora«.

Una de las claves ha sido la buena química existente en el equipo. «Era una cosa que parecía que no habían conseguido antes», opina Ojeda. Y eso que Dennis Schroder, líder del equipo, tiene una personalidad compleja. Antes del Mundial, Maxi Kleber se quedó fuera de la selección tras una discusión con él. Y durante el torneo trascendió una acalorada charla de la estrella con el entrenador Gordie Herbert. «Aunque hay caracteres muy diferentes los han encauzado por el bien común», considera el responsable deportivo del Alba.

El baloncesto ocupa el puesto 26 en licencias federativas

Los integrantes de la selección se dieron este martes un baño de masas en Frankfurt, donde fueron homenajeados tras su victoria en el Mundial. La repercusión del éxito también ha sorprendido. «Los sábados por la tarde, en la principal cadena de televisión, hay un programa de deporte que sólo habla de fútbol, pero el siguiente se lo va a dedicar a la selección. Aquí están impactados«, cuenta Ojeda. Y es que el baloncesto tiene mucha competencia en Alemania: «Aquí todo el mundo se federa para hacer cualquier deporte. Tenis de mesa, canoa, triatlón, hockey y baile tiene más licencias que el baloncesto, que está en el puesto 26. A ver si ahora sube un poco».

La selección alemana, en el recibimiento que le han hecho en Frankfurt.
La selección alemana, en el recibimiento que le han hecho en Frankfurt.LAPRESSE

Schroder, los Wagner Bros. (Franz y Moritz), Obst, Theis… Todos han rendido a nivel extraordinario dentro de la maquinaria germana. «Han conseguido unirse como equipo y encima son buenos, grandes, físicos, juegan bien… Esto de ganar un Mundial y acabar invicto no le pasa a un equipo que no tiene potencial», asegura Ojeda, que ha visto un patrón en casi todos los partidos: «Se despegaban en el tercer cuarto, luego les costaba mantener las rentas y en finales apretados se sentían cómodos».

Obligar a invertir en cantera

El oro en el Mundial se puede explicar también desde las normas que imperan en el baloncesto alemán. Hace años, los equipos profesionales no tenían cantera, sino que había acuerdos de cooperación con clubes pequeños. Ahora, la BBL obliga a tener equipo cadete y júnior con dos entrenadores que han de ser profesionales. Además, si un canterano se va a otro equipo hay unas tablas de pagos para que el club formador perciba un dinero. Y en plantillas de 12 debe haber seis alemanes. El resto pueden tener cualquier nacionalidad.

Himar Ojeda, director deportivo del Alba Berlín, en una rueda de prensa.
Himar Ojeda, director deportivo del Alba Berlín, en una rueda de prensa.

«Ayuda a que la gente invierta en formar jugadores. De hecho, obliga a hacerlo. Si tienes muchos partidos en la temporada y quieres una plantilla larga, necesitas alemanes y te preocupas de formarles. Necesitas que sean buenos», explica el dirigente del Alba. Y, de paso, se evitan problemas con pasaportes y nacionalizaciones sonrojantes.

Influencia española

La aportación española al oro alemán llega principalmente desde el proyecto del Alba y otros banquillos. Aíto García Reneses dirigió al conjunto berlinés y ahora lo hace Israel GonzálezPedro Calles entrena al EWE Baskets Oldenburg, su tercer equipo en la BBL. Jesús Ramírez es el técnico del Lowen Braunschweig. Y ahora llega Pablo Laso al Bayern. «El método español ha tenido impacto. Ha habido un cambio de modelo de poner a los jóvenes, alemanes, jugar de manera distinta, más alegre, pasándose el balón, siendo creativo… Ha influido y debería ser un orgullo para España», valora Ojeda al que han llegado numerosas felicitaciones por ser también parte del éxito de Alemania.

Con proyecto de futuro, una base de jugadores en su ‘prime’, bajo el liderazgo de Schroder y con Franz Wagner, «que es una cosa… Va a ser buenísimo«, Alemania amenaza con mantenerse en la élite durante un largo tiempo. «Tienen un gran potencial. La clave será mantener esa ilusión de jugar por la selección, pasarlo bien, competir… Hacer que esto se mantenga, como se hizo en España en 2006 y luego, mira todo lo que vino».

Por Berutti

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