Triunfo de oro para un Barça que se complicó la vida en la segunda mitad. Estrella Roja, sin Hanga, apretó hasta el final y tuvo oportunidades de llevarse el encuentro. Los azulgranas siguen de dulce (86-81) en Europa (6-1), y ya piensan en Vitoria.
El Barça comenzó con confianza. Vesely castigando a Bolomboy con su tiro desde poste alto y siendo un quebradero de cabeza bajo el aro. A Estrella Roja le costaba generar, no era suficiente el movimiento entre bloqueos de Nedovic. Davidovac, uno de los más inteligentes de Europa, hacía partícipes a sus compañeros. Los azulgranas, de más a menos. Teodosic dio un aire diferente (15-12), necesario para los serbios. El intercambio de canastas ponía el 21-18 en el marcador al final del primer cuarto.
Teodosic, líder en cada posesión. Viajando al pasado, rompía esquemas con su pase. El Barça empezó a gustarse. Willy y Parker midieron la resistencia de los aros, y el Palau se rendía a los jugadores. El 30-20 daba indicios de que los azulgranas querían romper el partido antes del descanso. El acierto de Hernangómez, que se atrevía incluso desde el triple, rompía el partido (37-23).
Jokubaitis y Parker se unieron a la fiesta. Los intentos de Napier y Giedraitis eran nulo.s El base, ex de Capitanes y Armani Milán, entre otros, animó un poco a los suyos. Estrella Roja buscaba correr, posesiones rápidas. Nedovic recortaba distancias (42-32), algo que no gustó a Grimau. El partido se marcharía 47-43 a vestuarios con un preocupante parcial de 5-18 para los de Belgrado.
Arreón serbio para apretar el final
Los triples tomaban protagonismo en los primeros instantes del tercer cuarto. El Barça apretó en defensa sobre balón y no dejaba pensar a los interiores. Laprovittola y Vesely evaporaban los intentos de remontada serbios (58-49). A Estrella Roja se le notaba la ausencia de Hanga en cada defensa, pero Tobey y Mitrovic acercaron a los de Belgrado (61-57). El encuentro se marcharía 65-62 al último, con menos renta de la que hubiesen deseado los azulgranas y con todo por decidir. Parker, desbocado, era el faro de Grimau.