Los Celtics habían perdido sólo tres partidos en casa. Llegaron unos Lakers sin LeBron James y Anthony Davis y ganaron. Los Knicks llevaban nueve victorias consecutivas. Los angelinos entraron en el Madison y, esta vez con sus dos estrellas, se llevaron el triunfo (105-113). La temporada de los de amarillo y púrpura resulta indescifrable porque luego, como dijo LeBron, «cualquiera nos patea el trasero».
El alero fue el mejor de su equipo (24 puntos) en uno de sus escenarios favoritos: ha jugado 32 veces en el Madison y su balance es de 23-9, incluidos triunfos en 13 desus últimas 14 visitas. «Es la Meca del baloncesto. Ha habido tantos grandes jugadores, grandes equipos, grandes cosas que han surgido a través de este edificio… Así que estoy feliz de ser parte de esto», dijo LeBron, ovacionado por los aficionados a su salida a pista y tras alguna jugada.
Anthony Davis terminó con 12 puntos, 18 rebotes, cinco asistencias y cuatro tapones, pero el papel de los secundarios fue determinante. Las segundas espadas de los Lakers, las que que estuvieron afiladas para ganar en Boston, volvieron a lucir. Austin Reaves anotó 22 puntos, Taurean Prince y D’Angelo Russell, 16 cada uno. Los dos primeros metieron 16 de los primeros 20 puntos de los angelinos en el último cuarto. «Eso es lo que necesitamos. Tenemos un equipo lleno de jugadores ofensivos y con talento», dijo el entrenador Darvin Ham.