(3) Dallas Mavericks 116-107 Minnesota Timberwolves (0):
Luka Doncic no va a parar hasta que lo consiga. Está empeñado en buscar hacer historia y llegar a su primera Final de la NBA. Da igual que su cuerpo esté al límite. Da igual lo que le digan. «Tiene que descansar, el cuerpo no puede más», reclamó Charles Barkley. Pero Doncic es un titán y volvió a hacerlo para poner el 3-0 ante los Minnesota Timberwolves tras un partidazo (116-107). De esos que ganan los más grandes. Y el esloveno, en una lección circense y mágica, se aplicó el cuento. Una alegría para el Real Madrid tras el varapalo de Berlín.
Aunque no morirían los Wolves. El rebote ofensivo y un buen final de primer tiempo de Gobert les dio aire (60-52, 24′), rebajó la distancia de la barrera piscológica de diez puntos y limitó un triple de Kyrie Irving más otro acelerón de un Luka Doncic descomunal en la primer mitad (15 puntos, tres rebotes y tres asistencias).
Edwards cambia todo
La goma, en otras palabras. Cosa que manifestó el ‘renacido’ Conley con dos triples y una genial contestación de McDaniels y Edward para meter de lleno a los Wolves (76-71, 30′) a un Doncic que seguía mutiplicándose en ataque. Anotando y encontrando a Gafford por enicima del aro. Pero Minnesota respiraba.
Y su estrella, Anthony Edwards, decidía terminar de abrir el partido. Un mate increíble y dos canastas más igualaban la contienda (77-77, 32′). De sufrir a conseguir que su estrella despertase para dominar. Había partido y ‘Ant’ quería jugarlo ante unos Mavs que cambiaban su dinámica.
Igualdad total. Porque Dallas no desconectaba y Minnesota entraba. Doncic sacaba ventaja de sus tiros libres y hacía un canastón al saber frenar y elevarse a la contra. Pero Towns con un gancho y Naz Reid golpeaban, para seguir con el pulso. Para un final de locura (87-87, 36′).