REAL MADRID 80-95 PANATHINAIKOS
Los madridistas pasaron del diluvio universal a la sequía más extrema. De los 36 puntos del increíble primer cuarto a los 26 de toda la segunda parte. Del mejor periodo anotador de siempre en la final, a los siete puntos del tercero, igualando el peor. De la gloria a la tragedia. En el papel protagonista, Sloukas, que hace un año falló el último tiro para responder a aquel histórico y ganador de Llull. Ahora en el Panathinaikos tras un convulso traspaso en verano, se tomó la revancha: 24 puntos sin fallo en tiros de campo y una magistral lección de cómo dominar una final. MVP de la misma, por supuesto. Nunn le secundó con 21 puntos y Lessort, superando de nuevo a las torres blancas, acabó con 17. Como se intuía, las tres columnas griegas.

El Madrid, como en la semifinal, lo bordó de inicio. Otro cuarto rozando la perfección: 28 puntos para arrancar ante el Olympiacos, inconmensurables 36 frente al Panathinaikos. Nadie empezó más entonado que Ndiaye, jugador fetiche de Mateo para arrancar los partidos de Final Four. Podía no sorprender su titularidad, pero sí su acierto. Anotó los ocho primeros puntos de su equipo, incluidos dos triples.
El primer nubarrón llegó con la segunda falta de Tavares. Habían transcurrido sólo 3:20. Pocas veces se ha visto a Mateo tan exaltado. Se llevó una técnica. No se descentraron los blancos por ello. Siguieron plenos de acierto, especialmente Musa (10 puntos en el primer cuarto y 15 al final, máximo anotador de su equipo), e intensidad atrás, donde Campazzo hacía sus perrerías.

Con un quinteto renovado y la vieja guardia en pista, el Madrid acabó 11 arriba el primer cuarto (36-25) tras fallar sólo cinco tiros. Muchos puntos para una final. Fue récord para un equipo y también conjunto en el primer cuarto. O el Panathinaikos se ponía las pilas atrás o no habría partido.
Lo hizo después de verse 14 abajo (41-27). Multiplicó exponencialmente su intensidad, los triples del Madrid dejaron de entrar y Sloukas y Lessort arrancaron. Con nueve puntos en el segundo acto, especialmente el pívot comandó la crecida, en la que participaron Vildoza y Juancho Hernangómez, un español campeón. Un parcial de 5-18 colocó a los helenos a un punto (46-45). Al Madrid le rescataron tres triples liberadores de Hezonja, Musa y Campazzo. Al descanso, había aguantado la primera embestida: 54-49. Seguía siendo una anotación nunca vista en la cita.

Todo mutó en la segunda parte como si hubieran acristalado los aros en el intermedio. De los 36 puntos del Madrid en el primer cuarto, a los míseros siete del tercero, récord negativo con un terrible 0/9 en triples con Hezonja especialmente desatinado. Como la noche y el día. Dos partidos dentro del mismo. Para colmo de males, Tavares y Campazzo hicieron sus terceras faltas. Después, también Poirier, que encima la decoró con una técnica.